15 Dic Lugar para lo nuevo
Querida Lectora y muy Estimado Lector, te doy mi más cordial bienvenida, porque hace mucho tiempo que no estaba por aquí, y mi ausencia también estaba relacionada con preparar el lugar. Pero, vayamos por orden …
Tengo muchas actividades y diferentes compromisos y, como siempre tiendo a buscar cosas nuevas, últimamente se me ha acumulado tanto, que en algún momento me he sentido desbordada. Además, había vuelto a mi antiguo vocabulario y cada vez más a menudo, en lugar de decir o pensar «yo quiero “, decía o pensaba “tengo que … escribir, hacer, ver, etc., etc. “, y cada vez más mis tareas y actividades se superponían y se superponían. Y el montón de notas, apuntes y cosas por hacer crecía y crecía. Hasta que, en algún momento, estas hojas sueltas, esparcidas sobre mi mesa de trabajo, todos aquellos compromisos conmigo misma, o compromisos y tareas con los demás, comenzaron a cansarme.
Además, me empezó a molestar que muchos de mis proyectos o tareas no arrancaban. Algo parecía empezar, pero no se veía ningún resultado. Algo parecía germinar, pero no se veían brotes, en una palabra, mucho ruido y pocas nueces. Cada día comenzaba con un nuevo «debo» y lo cerraba con un poco de frustración, porque nada salía de mis «debes». Hasta que una mañana, sin más preámbulos, agarré las notas que estaban por allí y me puse a leerlas y a ordenar hoja tras hoja: tirar, guardar, terminar, hacer… y así hasta la última. Luego me ocupé de los cajones y de la separación de objetos personales: pantalones esperando «hasta que baje de peso», blusas que «todavía podrían ser útiles», algunos jerséis antiguos que ni yo ni nadie más usaría y muchos otros cacharros. Ordené los utensilios que estaban sobre el escritorio, tiré el lastre innecesario.
El siguiente paso fue verificar mis pensamientos, creencias y apegos. ¡Cuánta basura encontré allí! Cuánta necesidad de segregar, de organizar, cuánto pasado por cerrar o simplemente basura innecesaria que tirar. Por cierto, también limpié todo a fondo, pero la esencia de todo era poner las cosas en orden. Porque no se trataba simplemente de mover cosas de un lugar a otro, de un cajón a otro, de una carpeta a otra.
Después de esta operación, me sentí como si se me hubieran quitado años, arrugas, y ganado fuerza, energía, disposición y sonrisa. Miré mi apartamento y me empezó a gustar más, parecía ser más grande, más soleado, más espacioso, tuve ganas de quedarme en él y apreciar mi obra.
Podrías pensar: «¿cuál es el problema? Después de todo, siempre hay que limpiar».
Amable Lectora y Estimado Lector, la respuesta es sí y no. Limpiamos, ordenamos, pero muchas veces eso sólo consiste en desempolvar nuestro museo; no somos capaces de dejar nada atrás, soltar, cerrar, tirar. A veces simplemente cambiamos cosas de sitio, de un estante a otro, de un cajón a otro. Otras veces únicamente desempolvamos nuestros pensamientos de ayer o de hace años y los guardamos como en una caja fuerte. Como en un museo. Están ahí, disecados o estancados, huelen mal y no nos dejan disfrutar de la vida. Demasiados trastos viejos que consideramos tesoros y recuerdos inalienables, trastocan e intoxican el espacio, el físico, pero también el mental, el emocional y el espiritual.
Sí, sí, debemos atrevernos a mirar nuestras «posesiones» y evaluar su valor real. ¿Porque tal vez es simplemente basura y ya es hora de desapegarse de ella?
Hay dos razones muy importantes para hacer esto.
1. Puede ser que gran parte de lo que abarrota tu espacio no solo lo abarrote, sino que también lo intoxique. Las cosas inútiles, feas, dañadas o aquellas que te recuerdan penas o sufrimientos pasados pueden mantenerte en el pasado con hilos invisibles. También pueden quitarte la paz, llenarte de inquietud, irritarte y absorber tu energía. Si no sabes por qué no puedes avanzar, esa podría ser la razón. Esto se aplica tanto a las cosas materiales como a nuestras creencias, incluidas las que recibimos de los padres, los maestros o el entorno en el que crecimos. Merece la pena echarles un vistazo y, sin rechazar a las personas, decir adiós a lo inútil (y a veces incluso malo o nocivo). Lo mismo se aplica a las perpetuadas viejas emociones, las malas reacciones, los hábitos insanos. Si los ves en ti mismo, puedes ponerlos en orden, cicatrizar antiguas heridas y despedirte de ellos. TÚ Y SOLO TÚ TIENES EL PODER DE DECIDIR QUÉ QUIERES HACER CON ESAS PERTENENCIAS TUYAS.
2. La segunda razón, igualmente importante, es que, si tu hogar o tu vida están muy desordenados, muy llenos, no hay lugar para nada nuevo. Tal vez te quejas de no poder lograr tus fines, tal vez estás esperando algunos cambios que nunca llegan, y la razón es muy simple:
LO NUEVO NO LLEGA PORQUE NO HAY LUGAR PARA ELLO.
Primero hay que despedirse de lo viejo, dejar de aferrarse al pasado, soltarlo, reconocer que no podemos quedarnos con nada para siempre. Puedes conservar una hermosa mariposa para siempre si la sujetas con alfileres, o un ramo de novia si lo secas, pero en ellos no hay vida.
Uno de los dichos que se oyen en la calle es “voy tirando». Si estas tirando demasiado tiempo, la carga se hace muy pesada y, si no eres capaz de soltar nada, finalmente ya no puedes ni mover tu fardo. Ya es hora de eliminar lo que sobra, lo que ya no sirve. Hacer este acto de valentía y tirar con menos peso.
También puede ser que a pesar de tus esfuerzos nada cambia para ti. Hazlo de manera intencionada. Toma una decisión muy consciente de dejar lo viejo o hacer lugar para lo nuevo. Mira fuera y dentro de ti y decide por dónde empezar. Qué ordenarás primero o qué tirarás. Dale significado. Solo tú sabes de qué quieres liberarte, qué desordena o incluso envenena tu vida. Quítalo.
Puedes hacer algún acto simbólico: quemar cartas viejas, escribir una carta de despedida, pulir algo para que brille, hacer un espacio simbólico para lo desconocido por venir… Eres tú quien puede dar valor simbólico a acciones simples.
RECUERDA QUE ERES TÚ QUIEN LE DA VALOR A TODO LO QUE PASA EN TU VIDA.
Según la física cuántica, el Observador influye en el resultado del experimento.
TE PROMETO QUE, SI DE VERDAD DECIDES ABANDONAR LO VIEJO, SE VA A IR, Y SI LE HACES LUGAR A LO NUEVO, LO NUEVO LLEGARÁ.
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