Creo que en breves palabras puedo describirme así: una optimista incorregible y una entusiasta empedernida. Siempre buscando métodos nuevos, diferentes modos de proceder y nuevos caminos para hacer la vida humana mejor, más feliz, más plena y bella. Dicho lo cual, incluyo en este proyecto mi propia vida ya que desde hace tiempo sé que no se puede ofrecer nada de valor en este campo a los demás, si uno no se ha “mojado” en esa misma realidad.

Lo cierto es que toda mi vida profesional, mis intereses e inquietudes han estado enfocados en el ser humano. En diferentes momentos de mi vida y en distintas etapas de mi trayectoria profesional ejercí como educadora y maestra en varias escuelas. Como trabajadora social también conocí el mundo de las necesidades y miserias humanas. Acompañando a personas mayores sentí impotencia frente sus sufrimientos y escuché preguntas para las que no tenemos respuestas fáciles. En numerosas situaciones me asaltaban sentimientos de “no llegar”, “no saber”, “no responder” – me faltaba un elemento que pudiera englobar toda esa experiencia y, al mismo tiempo, hacer más eficiente todo ese proceso de ayudar, acompañar, salir de…, aspirar a…, etc.

Y aquí viene mi descubrimiento del Coaching transpersonal. Desde el momento de conocerlo en el terreno profesional caí en la cuenta de que era precisamente el elemento que me faltaba. Este es el elemento que puede hacer nuestra vida más bella, más feliz, más completa y más rica bajo cualquier aspecto, y más eficiente la ayuda ofrecida a los demás. Por tanto, os invito a las sesiones de Coaching profundo.

Creo profundamente porque lo he experimentado en mi propia persona que todo el mundo empieza a conspirar para ayudarnos cuando estamos en camino y cuando sabemos lo que queremos lograr en nuestra vida.