25 Feb ¡A ver si esto funciona!
Hablaba con una amiga y surgió el tema de los diferentes métodos y formas de autoayuda. Ella comentó que había tenido algún problema y sus intentos por resolverlo, y entonces saltó la pregunta y la duda a la vez: pero, ¿esos métodos funcionan realmente? ¿Nos hacen cambiar la vida tal y como lo prometen, o no? ¿Ayudan a resolver los problemas o sólo es un cuento?
Me imagino que en muchas ocasiones te has planteado las mismas dudas y las mismas preguntas. Porque te has topado con algún libro súper interesante que te aportaba estupendos conceptos sobre cómo mejorar la vida, la salud, las relaciones o lo que fuese. O quizá un amigo o una amiga te ha abrumado con buenos consejos porque algún método le había servido y quería compartirlo contigo. El mundo actual está lleno de libros, métodos, terapias, prácticas, charlas, conferencias, cursillos… Desde los más racionales y tradicionales hasta los más exóticos o raros, todo a gusto del consumidor. Si quieres mejorar algo en tu vida, si quieres conseguir algo o librarte de algo, tienes un sinfín de ayudas.
Entonces, llen@ de entusiasmo, empiezas a practicarlo y… nada o casi nada. A mí me ha ocurrido mil veces y sé que a ti también. Y vuelve la pregunta de siempre: ¿realmente eso funciona?
Lo primero e imprescindible es saber lo que uno quiere. Te daré un sencillo ejemplo. Es muy frecuente que al comenzar el año nuevo hagamos buenos propósitos. Apuesto a que tú también los haces. Y nos esforzamos para que en la lista de esos propósitos no falte nada. Todo completo, un pack entero. Te puedo asegurar de que eso no va a funcionar. Si quieres que funcione, de esa larga lista elige uno. Repito: un solo propósito.
Piénsalo bien, que sea algo que te importa de verdad. Pregunta a tu mente y a tu corazón si quieren implicarse en esa causa. Si es sólo un capricho, algo superficial, no te van a ayudar. Para conseguir tu propósito necesitas contar con la mente y con el corazón. Son el timón y las velas de tu barco. Si falta uno u otro no llegarás lejos.
Pregúntate ¿por qué lo quiero? Y ¿para qué lo quiero? Piensa qué aportará ese propósito a tu vida. ¿Quién serás cuando lo consigas? Busca respuestas profundas y honestas, no vale la pena mentirse a uno mismo porque eso no funciona. Los buenos propósitos se esfuman y tú te quedas con la frustración por no saber conseguir tus objetivos, por no valer o por cualquier otra cosa que te digas a ti mismo.
Yo te pregunto algo más: ¿cuánto quieres conseguirlo? Porque si me dices que, de 1 a 10, lo quieres como 6, ya te advierto que no lo vas a conseguir. Necesitas elevar esa potencia por lo menos a 8, o aún mejor a 10, para arrancar. Pero OJO, hay que ser honesto. Mentirse a uno mismo no vale. SI LO QUIERES A UN NIVEL DE 10, LO CONSEGUIRÁS.
Ahora es momento de preparar tu plan. Piensa qué puedes hacer y qué es lo que realmente harás. Que sea bastante detallado. Cómo lo vas a hacer y cuándo. El propósito puede ser cualquiera: aprender un nuevo idioma, perder peso, mejorar las relaciones con los seres queridos, hacer deporte, leer más libros, cuidar la salud, ser más tranquil@ o estar menos distraído. Un millón de propósitos, muy diferentes y todos buenos.
Sin embargo, tienen algo en común. Para conseguir cualquiera de ellos necesitas actuar. No es suficiente pensar mucho y tener planes bonitos. Si durante mucho tiempo sólo te limitas a hacer proyectos y planes, y a hablar sobre eso sin tomar acciones concretas, estarás perdiendo tiempo y energía. Parecerás agua que se derrama sobre una planicie – no tiene ninguna energía, no moverá nada.
HAZ UN BUEN PLAN Y REALÍZALO. Presta atención y controla el progreso, mídelo. Todo buen plan debe ser adaptable, pero no lo modifiques sin causas razonables. Escoge los medios adecuados y no los cambies cada dos por tres por algo que te parezca más interesante. Persevera y verás el progreso que pretendes. Los métodos, terapias, libros o lo que sea no funcionan por si solos. PERO TÚ PUEDES ACTUAR PARA QUE FUNCIONEN.
No importa la cantidad de libros leídos, cursos realizados o métodos que estén de moda sino la perseverancia en aplicar lo que hayas escogido para lograr tu propósito.
Si de verdad quieres conseguir algo en tu vida, lo que necesitas es sembrar una semilla y cultivarla. Va a crecer, sólo necesita tiempo y cultivo. Tan sencillo y tan difícil a la vez. No tienes que cambiarle todo el tiempo la maceta o la tierra, ni el sitio, ni revisar sus raíces; le hace falta agua y luz. CRECERÁ SI TÚ LE DAS TIEMPO Y CULTIVO.
Y si tienes muchos planes y objetivos a conseguir, ¡estupendo! Después de haber logrado uno, ya puedes ir a por el siguiente.
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