17 May Plenitud de vida
No sé, Querido Lector, y Tú, Amable Lectora, si has oído hablar de Howard Thurman, un influyente escritor, filósofo, teólogo, misionero, profesor de Universidad y educador, además de activista por los derechos civiles de los afroamericanos en los Estados Unidos del siglo XX. Su larga y fructífera vida y su teología basada en la no violencia han dado forma significativa a toda una generación de activistas afroamericanos, encabezada por Martin Luther King. Leyendo sobre la inconmensurable actividad de este activista social y a la vez clérigo (fue pastor de la iglesia bautista), uno puede sorprenderse de cuán numerosas y variadas fueron las obras y áreas de su interés.
También se puede preguntar de dónde sacó el tiempo y la energía para un trabajo tan variado, además de que el color de su piel no se lo facilitó para nada en ese momento. Creo que él mismo nos dejó cierta explicación de este fenómeno, que también nos puede ayudar a nosotros, tanto a mí como a ti, Querida Amiga y Estimado Amigo.
No preguntes lo que el mundo necesita. Pregúntate a ti qué te llena de vida y hazlo. Porque lo que el mundo necesita son personas llenas de vida. Este es uno de los pensamientos de Howard Thurman, y creo que es muy, muy importante. Ciertamente contiene el secreto de su polifacética actividad, porque él mismo debía haber descubierto lo que lo llenaba de vida y a lo que servía por completo.
La primera pregunta, por supuesto, es sobre la vida misma. Después de todo, no sabemos qué es la vida en su esencia. No sabemos qué es lo que hace que viva un ser unicelular, ¡bah!, que viva una sola célula en organismos más complejos. Por supuesto, millones de estudios y experimentos nos muestran qué debe pasar para que una célula esté viva, o qué cambios ocurren cuando esa célula muere. Pero la esencia misma de la vida aún se nos escapa y, francamente, creo que ese es uno de los misterios que siempre permanecerán ocultos para nosotros. Hablo de una sola célula o de un paramecio… ¿y cuándo pensamos en formas superiores de vida? ¿O cuándo nos centramos en qué significa que yo estoy viva o que tú estás viv@, Querid@ Lector@?
Te invito a hacer este ejercicio, que también puede ser una forma de meditación.
Encuentra algún rincón tranquilo en algún momento tranquilo y pregúntate: «¿Qué significa realmente que yo vivo?» Siente los latidos de tu corazón, escucha tu respiración, observa la sangre que circula por tus venas. Date tiempo. Luego sigue, adéntrate en tu profundidad. Piensa en lo que significa que tienes vida en ti. ¿Qué es esta vida que tienes? No esperes encontrar algo llamativo (aunque eso tampoco está fuera de discusión), pero permítete profundizar en esta pregunta.
Siente la pregunta, luego encuentra tus propias respuestas y dátelas a ti mismo. Estas serán tus respuestas y tendrán valor principalmente para ti. Dátelas, escúchalas en tu corazón y aprécialas. Incluso anótalas, es bueno tener algo por escrito. De hecho, al exteriorizar tus pensamientos, profundizas tu comprensión de ti mismo, tomas distancia, dejas que las respuestas comiencen a fluir hacia ti no solo desde la «cabeza», desde el ego, sino también desde las capas más profundas de tu persona, del corazón y alma.
Luego pasa a las siguientes preguntas. Esta vida que tienes, la que sientes, la que vives: ¿cómo es? Trata de determinar su color, forma, intensidad de luz. No te tomes tan en serio. Siente la agilidad y las ganas de jugar, siente el empoderamiento y la curiosidad por ti mismo. Si tu vida fuera un animal, ¿cuál sería? ¿Por qué sería ese animal? ¡Ojo! Ten en cuenta que no estoy escribiendo sobre ti, estoy escribiendo sobre tu vida. Ve tu vida como algo separado de ti, como un animal, color, sonido, música, fragancia o flor. ¿O tal vez todas estas cosas? O quizás tómala en tus manos y siente su fragilidad y al mismo tiempo du fuerza, su belleza y su singularidad, su valor. Tú la tienes entre las manos… ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Qué sientes, qué comprendes cuando tienes tu vida en las manos? ¿Cómo se siente esta vida en tus manos? ¿Está segura?
Bien, entonces tienes tu vida en las manos. ¿Cuánta vida hay en esta vida tuya? ¿Qué falta? ¿Qué harías para que tu vida fuera más plena, más alegre, más feliz, más creativa?
Vuelvo a los pensamientos de Howard Thurman: Pregúntate qué te llena de vida y hazlo. Consejos sencillos y muy específicos. Si ya hablaste con tu vida, si no fue solo recrear respuestas prefabricadas que te sabías siempre de memoria y que ya no aportan nada nuevo, si realmente escuchaste las respuestas, entonces ya lo sabes. SABES LO QUE TE LLENA DE VIDA, LO QUE TE HACE FELIZ, CREATIVO, ALEGRE. HOWARD THURMAN AÑADE: “HAZLO”.
Si estás lleno de vida, llevas vida dondequiera que vayas. Traes esta vida a tu alrededor y la gente lo siente. El mundo florece alrededor de una persona así, y la gente lo siente. Alrededor de esa persona el mundo cambia, florece y también cobra vida. Una persona así atrae y fascina, porque todos quieren estar en la órbita de la energía que da vida y las influencias vivificadoras.
El secreto parece ser bastante simple. No se trata de hacer cosas espectaculares o de cumplir un plan de acción marcado de antemano. No se trata de eso.
DESCUBRE LO QUE TE HACE VIVIR, SÍGUELO Y EL MUNDO CAMBIARÁ. EL MUNDO NECESITA VIDA, LLÉVALA DONDE ESTÉS Y HACIENDO LO QUE HACES.SUCEDERÁ SI DESCUBRES LO QUE TE LLENA DE VIDA Y LO SIGUES CON FE Y CONFIANZA.
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