¿Qué sabe de ti un gato de ojos verdes?

¿Qué sabe de ti un gato de ojos verdes?

¿Qué sabe de ti un gato de ojos verdes?

Estos días tuve la dicha de encontrar en los abismos del Internet un curso del profesor Jerzy Vetulani, un científico, pensador y neurobiólogo excelente que era capaz de no aburrir a nadie durante dos horas de clase sino al contrario, su exposición fue interrumpida varias veces por los aplausos o por la risa de los oyentes. El curso se refería a: “Qué hace que pensemos y cómo el cerebro puede engañarnos”.

Al concluir su conferencia, el profesor Vetulani, con una sonrisa un poco picara, invitó a todos los presentes (la conferencia tenía lugar en los tiempos felices en que mil asistentes entraban tranquilos en un aula universitaria sin la menor restricción) a participar en uno de sus inventos de última hora, que él mismo había creado para contribuir a la ciencia. Nos dijo que había inventado un gato de ojos verdes y de mente poderosa, que era capaz de actuar a través de la pantalla, de la distancia e incluso del tiempo. El gato tenía varios naipes. Cada persona tenía que escoger uno, memorizarlo, concentrarse y, mirando fijamente a los ojos del gato, transmitirle cuál era. Después, el gato iba a esconder la carta elegida. El conferenciante insistía en estar concentrado en lo que se hacía y mirar a los ojos verdes del gato, ya que el éxito del experimento dependía de la buena conexión entre el gato y la persona. Bueno, me dejé llevar por la argumentación del profesor e hice tal como lo indicaba. Miré los ojos grandes y muy verdes del gato que apareció en la pantalla, escogí la carta, luego se lo transmití al gato y esperé el resultado. De pronto la carta escogida desapareció. Fin del experimento.

El profesor, con una sonrisa bondadosa, preguntó a los presentes si la carta escogida por cada uno de ellos había desaparecido. La respuesta fue un sí unánime. ¿Se han dado cuenta de cuál es el truco? Hubo una vacilación. Entonces el orador dijo: ¿No se dieron cuenta de que ninguna de las cartas se repitió? En la primera imagen el gato enseñaba unas cartas y en la segunda todas eran diferentes.

Reconozco que me senté y me reí de mi misma un cuarto de hora. ¿Cómo era posible? Claro, me concentré tanto en el gato y sus ojos verdes que ni me había fijado en las otras cartas. Solo mi carta, los ojos verdes y mi concentración para transmitirle al gato… jajaja. El profesor Vetulani terminó su disertación con la chispa de humor e ironía que le caracterizaba.  Quiso subrayar su mensaje con un ejemplo evidente. “No cierren sus mentes, no se obsesionen con su argumentación. Cuando la mente se centra demasiado en un solo punto de vista, en SU PROPIO PUNTO DE VISTA, pierde otras miras, se vuelve incapaz de escuchar cualquier argumentación diferente, se le escapa la realidad que la rodea. En cierto sentido, la mente que solo ve un punto se hace ciega. Vale la pena tener los ojos abiertos”.

Querid@ Amig@, en teoría todos lo sabemos y reconocemos la veracidad de esa opinión. En teoría… ¿Pero qué pasa si se trata de tu opinión? ¿De tus puntos de vista? ¿De tus razones? ¿De todo eso que acostumbras pensar, creer, opinar…? ¿Qué ocurre si alguien se interpone en tu camino y opina diferente, hace, piensa, tiene costumbres diferentes? ¿Qué ocurre cuando tú mismo, Querid@ Lector@, te encuentras en una situación de crisis y de pronto no sabes que pensar o hacer?

Estamos acostumbrados, tú y yo, Amable Lector, a nuestro modo de ver, pensar, comprender el mundo y a nosotros mismos. Nos acostumbramos tanto que ni sospechamos que dentro de nuestro ser hay otras realidades, bellezas, deseos, otras posibilidades y habilidades. A veces lo sospechamos pero, como no tenemos costumbre de transitar esos caminos desconocidos, lo apartamos, lo olvidamos.

Hoy te invito a un paseo por tus propias profundidades. Para eso no necesitas ni siquiera salir de tu habitación, tan solo tener media hora de paz y soledad, una hoja de papel en blanco, colores (pueden ser de los más sencillos de cera) y una música que te guste, que serene tu mente y relaje tu cuerpo.

Cuando tengas todo lo necesario, busca un sitio tranquilo para quedar a solas contigo. Yo creo que media hora es suficiente, pero reserva incluso un poco más de tiempo para ti. Silencia el teléfono y enciende la música. Serénate. Escucha la música, escucha tu propio corazón y pregunta por lo que más te importa.

¿Quién eres? ¿Qué deseas de la vida? ¿Qué buscas de verdad? ¿Dónde está tu felicidad? ¿Cómo está tu familia? ¿Qué te haría feliz?  Las preguntas pueden ser muy diferentes, tiene que ser algo que te importe de verdad. Escoge lo más importante para ti y céntrate en escuchar la música. Céntrate en la respiración, deja descansar la mente, oye los latidos del corazón.

Luego empieza a crear , no pienses lo que quieres dibujar, permite que la mano vaya sola, que la mano sola elija los colores y las formas, tu solo limítate a escuchar la música y a sentir tu respiración. No tengas prisa, crea y recréate.

Cuando tu obra esté lista, obsérvala y comienza a dialogar con ella.

¿Qué sabe de ti un gato de ojos verdes?

¿Cómo la titulas? ¿A qué pregunta te da respuestas? ¿Por qué usaste esos colores? ¿Qué dice de ti? ¿Qué dice de otros? Si pudiera hablar: ¿Qué te diría? ¿Cómo te sientes viendo lo que surgió? ¿Qué has comprendido?

Puedes inventar todas las preguntas que quieras, dependiendo de tu pregunta inicial. Yo solamente te doy algunos ejemplos. También te invito a pasar una sesión conmigo si quieres ahondar en tu propio ser.

Anímate, Amig@, no te quedes en lo obvio, en lo siempre pensado, lo siempre sabido.

LA REALIDAD Y LA VIDA, TU PROPIA VIDA, SON MUCHO MÁS MULTIDIMENSIONALES DE LO QUE PUEDES IMAGINAR. AGARRA LOS COLORES Y CREA TU PROPIA OBRA. SERÁ ÚNICA Y SERÁ MAESTRA. 

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