Comencemos una nueva etapa

Comencemos una nueva etapa

Comencemos una nueva etapa

Querid@ Lector@, me ocurrió uno de los últimos días de mis vacaciones, cuando las maletas y el plan de vuelta ya estaban prácticamente hechos.

Aprovechando una tarde tranquila comencé a escribir un post para el blog, ya que quería hacerlo antes del viaje. Todo iba muy bien, el tema estaba relacionado con el post anterior, avancé rápido, me gustaba lo que logré plasmar y pronto el artículo estaba prácticamente acabado. Sólo faltaba algún detalle más, rematar un poco, pulir el texto. Antes de ese último paso, me levanté de la silla y fui a la cocina para hacerme un café.  Al volver al escritorio, vi una pantalla negra y se oía un clic raro que emitía mi ordenador. Enseguida supe que la cosa iba muy mal. Lo apagué, volví a encender. No había nada que hacer. El ordenador estaba muerto. Como mientras tanto se me hizo tarde, lo único que podía hacer era dormir y así lo hice, ya que preocuparme toda la noche no me resolvería el problema. Al día siguiente llamé a mi cuñado, un gurú en temas de ordenadores, para que viera a mi “enfermo”. Apenas lo revisó, ya emitió la penosa sentencia: el disco está completamente roto, quizá podrías recuperar los datos en algún taller, pero el ordenador ya no vale para nada. Eso me lo temía, pero no me daba por vencida y con voz de pena le sugerí: ¿y si vamos a una tienda que tenga servicio técnico? Pues vamos para que conste, me dijo, y fuimos. Para que conste: de hecho, el técnico hizo exactamente lo mismo que mi cuñado y la sentencia no pudo ser otra. Estaba muerto, totalmente muerto, por expresarlo con mis palabras totalmente inexpertas. No se podía ni siquiera recuperar los datos del disco, salvo en un laboratorio. No había nada que hacer.

Esa misma tarde tuve que comprar un ordenador nuevo y, además, sin perder ni un minuto en guardar “luto” por mi viejo compañero, ya que en pocas horas tenía que salir de viaje. Lo hice sobre la marcha. Mi infalible cuñado lo configuró con rapidez. Los tristes restos del “viejo” quedaron en su despacho. Cuando tomé en mis manos el nuevo portátil sentí lo ligero que era. Claro, el anterior era de otra época, con otro peso y diferentes parámetros. Pero también tuve la impresión de que le faltaba el peso del contenido; en otras palabras: estaba vacío. Como no se pudo recuperar nada de los datos del otro, éste no contenía nada. Los archivos, artículos, libros, traducciones, álbumes de fotos, recuerdos, años de mis diferentes actividades…, dejaron de existir en un momento. Sin gritos, lamentos, llamas ni inundaciones.

Sin proponérmelo ni buscarlo tuve una tarde/noche para trabajar el desapego de manera acelerada y bastante profunda. Al mismo tiempo, lo ocurrido me hizo pensar en una verdad totalmente obvia y conocida, hasta trivial para todos nosotros: que en el mundo no hay nada seguro bajo ningún aspecto. Esa verdad tantas veces oída, expresada y experimentada por mí y también por ti, Querid@ Amig@, siempre nos sorprende. Nos deja con la boca abierta, con un shock, con un si lo hubiera sabido, siempre y en cualquier circunstancia. Si hubiera sabido que nos veríamos por última vez…, si hubiera sabido que no hay regreso…, si hubiera sabido que no habrá otra oportunidad…, que aquellas palabras resultarían tan hirientes para alguien…, que esta decisión iba a cambiar mi vida por completo…, si hubiera sabido…

El hecho es que sabemos, que nadie nos prometió tener día de la mañana, pero no lo asimilamos y siempre creemos tener todavía tiempo para todo lo que nos apetece, para realizar planes, cambios, proyectos, arreglar relaciones, realizar viajes, qué sé yo…

Una conocida mía, persona de muchos años, siempre me recomienda aprovechar todas las oportunidades, no perderme nada en la vida. Pero ella suele referirse más bien a los viajes, visitas, salidas con los amigos y cosas por estilo. Sin duda tiene mucha razón, porque vale la pena cultivar las amistades y tener una mente abierta para todo. Sin embargo, la aventura con mi ordenador me hizo pensar en otras oportunidades y otras pérdidas. Del ordenador roto no pude recuperar nada, ni siquiera el post que estaba preparado para subirlo a la web. Su existencia pasó a la historia.  Y si la vida, la mía o la tuya, se rompe en ese mismo momento, si ya no es posible recuperar nada ¿Qué pasa? ¿Y si ya no hay posibilidad de hablar con alguien, de pedir perdón, de perdonar, de decir a un ser querido que ha sido querido, que sólo me faltaba el valor de decirlo en voz alta? Lo mismo puede ocurrir con nuestros seres queridos, trabajo, casa, amistades…, en fin, con todo el mundo en el que vivimos; en un segundo puede cambiar todo. ¿Te atreves a reflexionar a fondo sobre esas temas? Que conclusiones vas a sacar?

Comencemos una nueva etapaHay muchas maneras de aprovechar las oportunidades. En este momento te invito, Querid@ Lector@, a pensar en la oportunidad de volver a hablar con quien no te apetece. Tal vez un familiar, un amigo, una persona que significaba algo en tu vida y ahora la relación se está rompiendo. ¿Quizás este es el momento de recuperarla? ¿Quizás es momento de perdonar o de pedir perdón? Incluso a ti mismo, porque a veces ocurre que, pensando en todo y en todos, nos olvidamos de nosotros mismos fácilmente. ¿Tal vez buscas un motivo para seguir adelante? No esperes demasiado porque puedes no tener otras oportunidades.

Hablándote con mucha sinceridad, confieso que hice un par de llamadas a las personas con las que lo posponía desde hace tiempo. La gratitud de una de ellas me sorprendió.

Vivimos en tiempos de retarnos unos a otros a diferentes actividades. Con mucho cariño te reto hoy a buscar esas oportunidades y aprovechar los momentos para que no te sorprenda la repentina noticia de que ya no se puede hacer nada.

¿QUÉ QUIERES HACER? ¿CÓMO LO VAS A HACER? ¿CÚANDO LO HARÁS?

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