La calle desaparecida (2)

11 Dic La calle desaparecida (2)

Para responder a la pregunta clave del último post (vea ‘La calle desaparecida’), hoy quiero presentaros a una maestra que puede ayudarnos mucho en los momentos de dudas y en tiempos de elecciones. Todos la conocemos, aunque algunos no muy de cerca y otros con mucho recelo porque últimamente no ha tenido buena prensa. Hablo de la intuición. Para muchos hablar sobre la intuición es contar cuentos de las mil y una noches, y creen que la intuición no puede ser compatible con la mente ilustrada del  siglo XXI.

Te aseguro que sí puede, y que es mucho más eficaz y rápida de lo que piensas. Justo por este motivo: la intuición no necesita pensar. Mientras que la maquinaria pesada de nuestra mente se activa para pensar, la intuición ya sabe. Es un conocimiento directo y viene de tu ser  más profundo. Como te conoce perfectamente (porque es una parte profunda de ti), no necesita que le cuentes lo ocurrido o lo planeado – ya lo sabe y, además, ya sabe la respuesta y la resolución. Claro que en este momento la mente empieza a preguntar y a cuestionar,  a quejarse de que no lo entiende y ¿cómo puede ser viable algo que ella no entiende? Deja a tu mente de lado. La intuición está por encima de tu mente y ésta nunca la va a entender. Lo que necesitas es invocar a menudo a tu intuición y ponerte en contacto con ella. Y, la palabra clave, confiar en ella.

Si confías en ella plenamente, si  entablas con ella una relación cercana, ella te va a guiar con certeza y sin equivocaciones, porque la intuición no se equivoca. Es auténtica y espontánea, actúa en el momento preciso y te guía. Lo que hace falta es querer prestarle atención y, repito,  confianza.  La mente se equivoca muchas veces, la intuición nunca. Por eso invítala a que entre con más fuerza en tu vida, que se haga más presente y mejor atendida por ti.

PREGÚNTALE A MENUDO CÓMO TIENES QUE ACTUAR Y HAZLE CASO. Y, AUNQUE SUENE RARO, TAMBIÉN AGRADÉCELE SUS INTERVENCIONES.

En la historia que he contado la intuición me invitaba y me dirigía, la que no quería oír era yo. Y soy consciente de eso. Por lo demás, si piensas un poco en algunas situaciones de tu vida, sabes perfectamente que es así.  Los resultados los conoces, tanto en mi historia  como en las tuyas, y en muchas otras.

Todo eso parece sencillo y lo es. Lo que no es tan sencillo es ¿cómo entablar ese  contacto con la intuición? ¿Cómo reconocer sus mensajes?

Diría que un buen comienzo puede ser el proceso de coaching profundo que te ayuda a conocerte mejor y a tomar más consciencia de lo grande que eres. Pero, en todo caso, hay que entrenarse. La práctica te hará maestro. Y lo primero es estar atento a sus mensajes, y a seguirlos. Necesitas abrir un canal entre tú y tu intuición, tener una ‘línea caliente’ que te haga oír su voz tenue, porque la intuición no suele hablar a gritos. Empieza por hacerle caso en cosas y asuntos de menor importancia, eso te dará habilidad para reconocer sus sugerencias.

Puedes tener dudas acerca de la veracidad de esa voz porque la mente también te hace algunas ‘jugadas’. No importa, si te entrenas, en poco tiempo podrás diferenciar la auténtica voz de la intuición de las fantasías de tu mente.

Mantente atento, baja la música, desconecta por unos momentos de tu móvil y de la avalancha de informaciones, fotos y vídeos graciosos que suben tus ‘conocidos de Facebook’. Durante unos minutos deja de contestar a los mensajes de WhatsApp. Aparta por unos instantes las ocurrencias de tu mente. Silénciala. Sumérgete en tu propia profundidad. Es una buena preparación para conectar contigo mism@ y para oír la voz genuina que viene desde tu propia profundidad.

¿QUÉ TE IMPIDE HACERLO?

La intuición te guiará cuando tengas dudas en momentos de elecciones importantes. De la misma manera, te indicará las palabras y los gestos oportunos en tus relaciones, en la familia y en el trabajo. Te mostrará las puertas a abrir y las oportunidades a aprovechar.

HAZTE MUY AMIG@ DE ELLA Y VERÁS EL CAMBIO EN TU VIDA.